Orfandad
Triste melodía daltónica,
Agnóstica carismática indulgente;
Posaste sobre mis rieles y con pestañear,
Mi alma devoraste.
Princesa indigente,
Absorta en el mañana;
Niñez rebosada de arduo trabajo masculino,
Con una sonrisa fingida partes de nuevo tu rumbo.
Capitán de la fantasía,
Imitando lo que quizás pudo ser;
Arrebatando con ahínco una alegría,
Que el más cruel borrará con su simple presencia.
Retozo entre la multitud,
Te exigen con hazaña ser etéreo y ligero;
Y no saben que descansas sobre lo áspero,
Y te alimentas de quebranto, agonía y dolores ajenos.
Tal vez lo saben,
Más bien solo disimulan no verte envejecer,
Erudito graduado en la oscuridad,
Aprendiz vivaz de la vida, del ser humano y sus miserias.
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