¡Yo sí, tú... no puedes!
"Es más fácil juzgar a los otros, cuando no nos colocamos en la misma situación que ellos. Un ejemplo de esto ocurrió en el Congreso del partido comunista, cuando Nikita Khruschev – para espanto del mundo – denuncio los crímenes de Stalin.
Durante el discurso, alguien gritó:
- ¿Dónde estabas, camarada Khruschev, cuando los inocentes eran masacrados?
- Levantase quien dijo eso – respondió Khruschev, pero nadie se movió. Entonces prosiguió diciendo – Usted, quien fuera que sea, ya respondió su propia pregunta... En aquel momento, yo estaba en la misma posición en la que usted está ahora. – "
Extracto de: “Maktub II” Del congreso de Paulo Coelho. Analicemos lo acontecido; no desde el punto de vista textual... sin masacrados, ni Stalin de por medio, ni nada parecido.
Exacto, las únicas preguntas que debemos formularnos segundos antes de juzgar a alguien desde nuestra cómoda posición, es ¿Y yo, quien soy para señalarlo? ¿Soy mejor que él?
¿Cuál es la mejor decisión? Sea cual fuere, asumir las consecuencias de ellas, es la mejor de todas las decisiones... la mas madura y correcta. Hacernos cargo de ellas, asumir el fallo, remediarlo (si hay tiempo de ello) o recapacitar y pedir perdón... (Perdón = Me equivoque, lo siento... no lo volveré ha hacer.)
Tú... el erguido varón orgulloso, o aquella, la mujer del fondo con la frente recta... ¿Donde conseguiste, el honor de poseer el galardón de la absoluta verdad? Quien te susurro a los oídos que eres capaz de objetar lo que esta bien o lo que es correcto... ¿Quién eres tú, para calificar el comportamiento de ella? ¿Quién eres tú, para desenterrar los cadáveres ajenos?
Todos cometemos equivocaciones, pero no todos son capaces de aceptarlo... Algunos pedimos perdón, pero no todos son capaces de creer en el arrepentimiento... algunos volvemos a empezar, intentando evitar tropezar con la misma piedra, pero no todos son capaces de percibir, que derecho alguno tienen en juzgarme por lo que paso, por lo que admití como error, y por sobre todo, existen personas que se auto etiquetan el poseer un método mejor al mío, una inteligencia superior, gente que cree vagamente que no hubieran cometido los mismo fallos que yo.
Pero... ¿sabes que? No puedes juzgarme, no por aquello por lo que mi conciencia ya me absolvió de pena y culpa. No tienes ese poder, no puedes hacerlo, no debes hacerlo... después de todo, ¿Qué es lo que esta bien? ¿Tú hubieras sido mejor que yo? En verdad crees eso... ¿en serio te consideras tener la absoluta razón? Pues entonces, ese es tu mayor horror.
Debes ser conciente, y lo suficientemente humilde, como para admitir que superioridad nula posees sobre mi, sobre él, aquella... sobre alguien mas. Que la verdad absoluta es una gran mentira, solo la respuesta la posee un ser supremo que no logramos ver todos.
No sé si yo estoy bien o si tú estás mal, solo pienso que no tengo la autoridad necesaria para observar a otros desde arriba y con el índice indicarles cuantos defectos veo desde la altura, pues ciertamente, yo también los tengo.
No tengo la moral intacta, ni el espíritu in corrompido, o soy emocionalmente mejor o fuerte, por eso, simple y sencillamente por ello, no juzgo a mi prójimo; pues yo también solo soy una participante más en este reality llamado “La vida” y no tengo el descaro de usurpar el lugar del “JURADO”, quien a su debido tiempo, dará su veredicto a cada uno de nosotros, como corresponde. Por que ÉL, si tiene ese derecho y capacidad para hacerlo...
“Cuando un hombre comete un error y no lo corrige, esta cometiendo otro”
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