Dieciocho
Dieciocho
En la mesa los espacios sobran, incomodan y desgarran.
Los silencios esconden gemidos, quejas y fotos viejas.
Los ojos derraman lágrimas en el abismo oscuro de los recuerdos.
Las sonrisas pesan, vislumbran pena y resultan hasta una farsa mueca.
Los platos sobre la mesa ya no son impares.
El dieciocho es el nuevo martes 13.
El cuervo negro augurio del mal, avanzó en las penumbras sin piedad.
El peor final para un día feliz... El único final para una historia así.
Los ácaros se mecen en tu pulóver favorito.
Encarcelan tu existencia en un rincón de la alacena.
Emergen de vez en cuando tus hábitos y provocas sonrisas;
Luego el viento sur sopla el bienestar y vuelves a reposar en una caja de cristal.
Una caja de cristal, que nadie quiere abrir,
Que nadie quiere cerrar,
Que todos temen romper,
Y que alguien asea, mientras ninguno lo mira venir.
El dieciocho es el nuevo martes 13.
Las polillas yacen inertes, al igual que los futuros juntos inexistentes.
Los festejos sobreviven sin oxígeno, sin brío, sin tú resplandor.
La profecía se estampó en cara de todos... Sin premonición.
La habitación es inmensa por las noches.
Las paredes frías en verano y en mayo no brilla el astro.
No hay obsequio de cumpleaños que llene el hueco que dejó tu voz.
No hay días que no despierte pensando en vos.
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