La Fantasía... y la realidad?

 

Paulo Coelho; deseaba con ansias conocer a su ídolo e inspirador máximo en el mundo de la literatura: Jorge Luís Borges. Para conocerlo personalmente, después de haber aprendido de memoria sus poesías, siendo aún muy joven, se subió a un autobús en Río de Janeiro y viajó durante cuarenta y ocho horas hasta Buenos Aires. Le encontró al cabo de no pocas peripecias y, cuando estuvo ante él, se quedó mudo. Lo miró y pensó: «Los ídolos no hablan», y regresó a Río. * Coelho, Paulo - Las Confesiones del Peregrino *

«Los ídolos no hablan»; siempre adjudicamos actitudes, pensamientos y palabras a nuestros ídolos favoritos, en el rubro que fuere; cantante, actores, escritores. Seres humanos, que en nuestro ingenuo y normal proceder, los convertimos en héroes y heroicas mujeres, en príncipes azules, caballeros bondadosos, en fin... en seres perfectos, envidiables, fácil de amar con locura y pasión. Una combinación armónica entre; físico y mente.

 Todo fundamentado ciegamente sobre nuestras expectativas; bajo la ansiedad vehemente de que sean ellos, las personas especiales; que como humedad acapara los pensamientos ocultos de muchas vidas, y la nuestra también; en la locura humana, casi infantil deseo, de que ellos encajan por completo con nosotras, que son nuestras, tan proclamadas y mencionadas, “almas gemelas”. Sin embargo; aunque lo neguemos en vano y sin razón; los ídolos no hablan... no con sinceridad.

Es por ello que, cuando la fantasía a regañadientes intenta inmiscuirse con la realidad, suceden conflictos que podrían resultar penosos o nefastos. Pues, no todo lo que vemos es, ni todo lo que brilla es oro... en este caso, solo en relación con este caso, advierto; es preferible no saber por completo la verdad que sombrea a nuestros ídolos preferidos. Mejor es, seguir sorprendiéndote por sus virtudes y talento, que; afrontar las decepciones de averiguar los mortales insignificantes que pueden llegar a ser.

Debemos aprender y aceptar que, la fantasía es lo que es... exactamente por que no puede ser. Es la más bella ilusión perfecta, creada a nuestra semejanza y placer, pero no debes jamás, intentar unirla a tu realidad. Pues seria imposible y gastador... hasta incluso, decepcionante.

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